La duración del embarazo es calculada desde la fecha de la última regla hasta la fecha probable de parto y, generalmente, se contabilizan un total de 280 días o 40 semanas, pero dependiendo del embarazo, las semanas pueden ser más o menos. La gestación se divide en trimestres, y aquí, profundizaremos en las semanas donde se producen los hitos o eventos determinantes:
Tras la fecundación, el cigoto, formado por el óvulo y el espermatozoide, comienza a dividirse rápidamente hasta transformarse en una mórula. Luego, durante su viaje por las trompas de Falopio hacia el útero, se convierte en blastocisto, el cual libera el embrión al romperse su membrana externa, implantándose así en el útero junto con una estructura que lo nutre y protege, la futura placenta
El embrión ya está adherido a la pared del útero, que ha desarrollado un tejido rico en nutrientes esenciales para su crecimiento. Hacia la semana 5, comienzan a formarse los principales sistemas del bebé, incluido el sistema nervioso central a partir del tubo neural. Se desarrollan las extremidades, el sistema óseo y varios nervios, además de los ojos y oídos. El corazón ya funciona correctamente, la sangre circula, y los pulmones empiezan a madurar, aunque aún no funcionan. El embrión realiza movimientos involuntarios coordinados por sus unidades nerviosas y aún no son perceptibles para la madre
Los principales órganos del bebé están en formación y algunos ya funcionan. Se desarrollan los codos, los dedos, los folículos pilosos y los pezones, la cara del embrión toma una forma más humana y todos sus órganos sensoriales son visibles. Entre las semanas 10 y 11, los latidos del corazón son audibles mediante Doppler, y la placenta ya funciona correctamente. Para la semana 12, el intestino delgado sobresale del abdomen del bebé, ya puede tragar líquido amniótico y eliminar desechos a través de la orina, creando un ciclo nutricional cerrado. Es fundamental que la madre mantenga una alimentación equilibrada, ya que el bebé requiere más energía
El bebé empieza a percibir la luz y puede apartar su rostro de los estímulos lumínicos. El tejido cartilaginoso comienza a calcificarse y los huesos de la nariz, las costillas, la columna y las piernas crecen. El sistema digestivo ya está alojado en la cavidad abdominal y funciona normalmente. La piel del bebé es delgada y comienza a formarse una capa de vello (lanugo) que cubre su cuerpo, junto con las cejas y un pequeño bigote. Los glóbulos rojos y las células nerviosas funcionan, el cerebro tiene sus dos hemisferios, y el bebé empieza a desarrollar más coordinación en gestos y movimientos. El cuerpo es más proporcional, la cabeza es redonda y el cuello es alargado al igual que las extremidades. El bebé puede hacer puños y comienzan a aparecer las uñas y algunos brotes dentarios
Los movimientos del bebé son perceptibles por la gestante y son totalmente controlados por el cerebro, se lleva las manos a la boca, succiona, bosteza, abre y cierra la boca. Las papilas gustativas se desarrollan y el páncreas y el hígado ya secretan hormonas. Los ojos desarrollan el cristalino y la córnea. La cabeza del bebé se ve más erguida, aparece el reflejo de prensión y las huellas dactilares comienzan a formarse. Las orejas ya están en su lugar y el bebé percibe sonidos como latidos y voces. Ya son visibles los órganos reproductores, comienza la producción de meconio (primeras heces) y tanto la gestante como el bebé presentan un aumento en la visibilidad de las venas debido a la vascularización. Los niveles de estrógeno y progesterona aumentan en la gestante, se produce calostro y se oscurece la piel en áreas como los pezones y la línea alba. Puede que se presenten cambios cognitivos leves.
Los oídos del bebé están completamente desarrollados y puede reaccionar a más sonidos, el latido del corazón del bebé se hace más fuerte y puede escucharse con un estetoscopio. La médula ósea comienza a producir glóbulos rojos, se empieza a acumular grasa subdérmica, la piel se engrosa y se cubre en una sustancia llamada vérnix. El cerebro continúa su desarrollo y produce muchas neuronas nuevas, los sentidos se agudizan, el crecimiento se acelera y el bebé ya puede reaccionar a las emociones de la gestante. Las papilas gustativas se extienden a las mejillas, los dientes permanentes comienzan a formarse, la boca está muy activa y el rostro ya tiene cejas, pestañas y una nariz osificada. Durante este tiempo, la gestante debe evitar la preeclampsia o diabetes gestacional y, en este punto, es posible descartar malformaciones congénitas.
En este periodo, el cuerpo de la madre se enfoca en proporcionar nutrientes para el crecimiento del bebé, empiezan a presentarse las contracciones de Braxton-Hicks que, aunque no son dolorosas, pueden ser incómodas. El bebé puede tener periodos de inactividad, pero cuando se mueve, sus movimientos son intensos. Las neuronas se especializan, los sentidos se agudizan y los ojos están completamente formados y preparados para abrirse. El bebé experimenta rápidos picos de crecimiento y aumento de peso gracias a la grasa corporal que acumula, lo que puede sentirse en el tamaño y peso del abdomen de la gestante. Aunque los órganos del bebé están formados, siguen perfeccionándose y la hormona surfactante, esencial para el funcionamiento del sistema respiratorio, alcanza su nivel más alto. En los niños, los testículos descienden hacia el escroto y en las niñas, los ovarios se posicionan en la parte baja de la cavidad abdominal.
El sistema vascular ya funciona. El bebé ahora puede abrir y cerrar los ojos, su sistema nervioso sigue madurando y aparecen algunos movimientos como la flexión de los dedos de las manos y los pies (reflejos palmar y plantar). El bebé se prepara para posicionarse para el parto, los huesos aún son suaves y los del cráneo están separados formando la fontanela. La producción hormonal aumenta y los senos de la madre pueden liberar pequeñas cantidades de calostro. El bebé comienza a almacenar hierro, calcio y fósforo, útil para sus órganos y su sistema óseo. Su cabeza adquiere una forma más proporcional y su piel, ahora más estirada, se vuelve más suave gracias a los depósitos de grasa. El bebé ya puede experimentar cortos periodos de sueño, es capaz de dilatar y contraer sus pupilas, está desarrollando los patrones de succión y deglución y puede expulsar hasta medio litro de orina diariamente. Su sistema digestivo acumula meconio y el bebé usa casi todos sus sentidos mientras su sistema inmunológico se fortalece con los nutrientes de la placenta.
En este periodo, el embarazo llega a término. El cuerpo del bebé está completamente formado y sus órganos son funcionales para la vida fuera del útero. Su cabeza es más redonda, el cabello más visible, el lanugo ha desaparecido casi por completo y la piel del bebé es más gruesa y rojiza. Aunque sus movimientos son menos vigorosos debido al espacio limitado, el bebé es más activo y capaz de distinguir variaciones de luz, así como percibir mejor los estímulos táctiles y los movimientos de su madre. La placenta empieza a acumular depósitos de calcio, lo que reduce el flujo de nutrientes y desechos. El meconio se encuentra acumulado en el sistema digestivo, y el bebé pronto sentirá la necesidad de expulsarlo, activando ciclos hormonales que preparan tanto a la madre como al bebé para el nacimiento. El corazón del bebé se prepara para funcionar de manera independiente después del parto y para oxigenar los pulmones y el cerebro. El bebé está completamente desarrollado y listo para nacer.